Nada es absoluto, la fragilidad, lo efímero del momento está siempre presente, como una ráfaga de viento que nos mueve cual junco y nos hace temblar.
Un camino lleno de apariencia, lleno de realidades, de engaños, de falsedades, de falsas promesas, de promesas incumplidas, de silencios, de esperas,
de esperanzas y después, después.
Una veleta el viento tú y yo buscando el norte, el sur, el este y el oeste, el de cada uno. Imagen de una realidad cambiante, de fuerzas incontrolables
y en muchas ocasiones incomprensibles, esa fuerza que sale de dentro para seguir, para seguir contándonos el cuento de la lechera y seguir... y seguir...y seguir.
No importa si la puerta está cerrada, no importa si nos miran desde la mirilla y no nos abren. No importa la indiferencia, no importa la mentira,
no importa el desprecio, ni siquiera el uso interesado, solo importa la verdad, MI verdad y la forma de decirlo con el arte, con MI arte.